abril 26, 2024

Iván Duque: La violencia policial está fuera de control en Colombia | Internacional

Iván Duque: La violencia policial está fuera de control en Colombia |  Internacional
Choque entre policías y manifestantes en las calles de la ciudad de Cali, Colombia.LUIS ROBAYO / AFP

Los disparos resuenan en la oscuridad, corriendo y gritando. Colombia vivió una nueva jornada de violencia en las calles durante la madrugada del martes que alertó a organismos internacionales. La ONU y la Unión Europea condenaron la brutalidad policial y pidieron que los responsables de la represión rindan cuentas de sus acciones. Oficialmente, hay 19 muertos y más de 800 heridos desde que comenzaron las protestas el miércoles pasado por una reforma tributaria que el presidente Iván Duque ya retiró.

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Las escenas más impactantes provienen de Cali, donde ocurrió la mayor cantidad de muertes. Los enfrentamientos entre policías y manifestantes fueron constantes durante la madrugada de este martes. Hay imágenes de vehículos blindados que dispersan a la multitud con detonaciones de armas y gases lacrimógenos. El primer piso de un hotel donde se alojaban algunos policías fue incendiado. Los manifestantes establecieron puestos de control en las principales carreteras de acceso y el aeropuerto fue bloqueado. Los estantes del supermercado estaban vacíos. Las autoridades han abierto pasillos para que la ciudad de 2,2 millones de habitantes pueda abastecerse de gasolina, medicinas y alimentos.

La Oficina de Derechos Humanos de la ONU dijo que los responsables en el terreno presenciaron «un uso excesivo de la fuerza por parte de la policía». La portavoz de la oficina, Marta Lamas, en rueda de prensa, aseguró que los agentes utilizaron munición real, golpearon a los manifestantes y hubo detenciones. «En el contexto de una situación tensa e inestable en la que algunos participantes de la protesta también fueron violentos», agregó.

Bruselas también reaccionó a la crisis colombiana. El portavoz del Servicio Europeo de Acción Exterior, Peter Stano, dijo que el sindicato condenó los actos de violencia, que apuntan «contra los derechos legítimos de manifestación, libertad de reunión y expresión». Dijo que confiaba en las instituciones colombianas para investigar y encarcelar a los responsables de abusos y violaciones de derechos humanos.

Las protestas, en su mayoría pacíficas, han dado lugar a veces al vandalismo. Los manifestantes quemaron autobuses y bancos y saquearon tiendas. Las autoridades aseguran que hay más de 400 policías heridos. El presidente Iván Duque describió estos disturbios como «terrorismo urbano de baja intensidad». El tótem de la derecha colombiana, el expresidente Álvaro Uribe, escribió en un tuit, luego borrado de la red social por violar sus normas, en el que apoya el derecho de soldados y policías a usar sus armas para defender su propia integridad. La izquierda lo interpretó como una invitación al derramamiento de sangre. El ministro de Defensa, Diego Molano, aseguró que los hechos violentos fueron premeditados, organizados y financiados por los disidentes de las Farc, un pequeño grupo que no respetó el proceso de paz, y del ELN, el último guerrillero reconocido en Colombia. Por ahora, no hay evidencia de que este sea el caso.

La reforma fiscal ha sido la razón cíclica por la que la gente ha venido a protestar, pero como ola de fondo hay un gran descontento con la situación general de la nación. Colombia, la cuarta economía más grande de América Latina, experimentó una caída del 6,8% en su producto interno bruto (PIB) en 2020, la mayor en la historia registrada. El desempleo terminó el año de la pandemia en el 15,9%. Esto ha llevado al 42,5% de los colombianos a la pobreza. Los datos representan un retroceso de casi una década.

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