abril 27, 2024

Resultados de las elecciones: Perú: Ganado el clamor por el cambio | Opinión

Resultados de las elecciones: Perú: Ganado el clamor por el cambio |  Opinión
Simpatizantes de Pedro Castillo a la espera de los resultados electorales, en Lima.Fotógrafo autónomo / EFE

Aunque todavía no hay resultado oficial, el cálculo es contundente e indica que Pedro Castillo asumirá la presidencia el 28 de julio, día que marcará el bicentenario de la independencia del Perú. Existiría entonces el extraordinario simbolismo de tener como jefe de Estado a un hombre andino, de origen humilde y que salió al frente frente a la pobreza y la adversidad. Alguien con poncho para arar con sus bueyes en su pequeño pueblo andino, Puña – poco más de 400 habitantes y 90 casas – en Chota, Cajamarca.

El triunfo de Pedro Castillo en las elecciones presidenciales peruanas es casi un hecho. Al momento de redactar este informe, se ha procesado el 100% de las mesas de votación, lo que le da a Castillo una ventaja del 50,17% frente al 49,82% de Fujimori.

Si bien los resultados finales parecen claros, el fujimorismo no se resigna y busca posponer la proclamación de Castillo. Por ello, montó en Lima bufetes de abogados muy caros que exigen la nulidad de 200.000 votos en 800 colegios electorales. La norma jurídica es restrictiva y exigente hacia estos recursos; Además, es poco probable que los hechos alegados produzcan ese resultado, pero retrasarán la proclamación oficial debido a la incapacidad crónica del candidato para reconocer los resultados de las elecciones.

Ahora surgen tres observaciones.

En primer lugar, los siempre excluidos y marginados han tocado una gran campana. Es lo que distingue la esencia del resultado final. Se destaca como el telón de fondo de un país dividido en el que se conjugan la exclusión histórica de los indígenas y la brecha, incluso histórica, entre la costa (Lima, en particular) y los Andes. El voto de Castillo fue masivo y abrumador en la sierra andina, al igual que el voto de la Sra. Fujimori prevaleció solo en Lima y algunas ciudades costeras.

En segundo lugar, se ignoró la supuesta amenaza de Castillo de una dictadura «comunista». Las quejas de esta naturaleza contra cualquiera que proponga cambios han sido tan comunes que la gente no las compra. El pueblo peruano no es socialista, mucho menos comunista, ni simpatiza con Maduro ni sabe quién es Kim Jong Un. A pesar de ello, y una campaña publicitaria masiva y millonaria, que incluyó carteles animados en las calles anunciando un futuro de «balseros» huyendo de Perú, como en Cuba.

Los que votaron por Castillo son sobre todo los que lo hicieron por el cambio y contra la exclusión crónica. No votaron por el comunismo. Si Castillo quisiera marchar en esa dirección en un paso impensable, la agenda de un Congreso en el que el movimiento por el que Castillo es candidato estará en minoría sería bien diferente.

En este contexto es muy interesante que la asociación empresarial más importante – CONFIEP – cuya dirección y temperamento, se ha distanciado del ruido extremo de un sector, se haya expresado por el «pleno respeto» de los resultados electorales y por la construcción «. un clima de paz social que nos permita apuntar a seguir adelante «.

En tercer lugar, gran paradoja: autoritarismo durante la campaña. Lo cual no vino del lado de los llamados «comunistas» sino del lado contrario. Desde las campañas millonarias que siembran el terror hasta la gestión extremadamente sesgada de los principales medios impresos y televisivos. El politólogo Alberto Vergara lo describe con precisión en una nota reciente en Los New York Times: «La televisión en particular ha mostrado un prejuicio propio de los regímenes autoritarios». En una encuesta reciente del IEP, 6 de cada 10 peruanos coincidieron en que los medios estaban a favor de una candidatura en la campaña.

El Tribunal de Ética del Consejo de Prensa Peruano, que presido, ha cuestionado a muchos de estos grandes medios por violar la objetividad y el equilibrio «… durante el proceso electoral de varios medios revelados en: portadas y titulares que no reflejaban fielmente los hechos. que han tenido lugar; la presentación de opiniones interesadas disfrazadas de análisis imparciales; y la cobertura desigual de las actividades de los candidatos presidenciales, en tiempo y espacio, a pesar de que se trataba de concentraciones y hechos de similar importancia ”.

A continuación, surgen varios desafíos, entre los que destacan uno inmediato y otro más profundo.

El primero es el de la gobernanza. El contexto es el de un país extremadamente erizado y polarizado. Un posible gobierno de Castillo no tendrá mayoría parlamentaria; o incluso una facción poderosa. Se trata de una tarea inmensa y fundamental en la que un plan de emergencia imprescindible ante la crisis sanitaria y económica podría ser un factor de articulación, con un gran llamado a la intervención inmediata. Organizar o no esto pondrá a prueba a todos.

En las últimas semanas Castillo ha apuntado a fortalecer sus equipos técnicos, lo que indicaría la estructuración de un núcleo indispensable de gestión eficiente, dada la inmensidad de la tarea y la complejidad del mohoso estado peruano. En este contexto, por ejemplo, el fortalecimiento inmediato de la campaña de vacunación -que va bien- y de las capacidades nacionales en el sector salud es un desafío inmediato que podría abordarse muy bien.

El segundo desafío es más de profundidad y proyección. Tiene que ver con traducir la demanda masiva de cambio en políticas concretas. Básicamente, estrategias para combatir la exclusión social y étnica, afirmando, junto con ella, el crecimiento y la creación de empleo. Obviamente, es una reconceptualización de la reforma del estado y mucho más.

El entorno fiscal peruano es más favorable que en el resto de la región. Como país cuyos ingresos fiscales se derivan en gran medida de las exportaciones mineras, los precios actuales prometen ingresos importantes, incluso sin cambiar las regulaciones fiscales vigentes por el momento.

Por tanto, existe una opción inmediata para fortalecer las inversiones públicas con importantes repercusiones sociales. En la medida que, entre otras cosas, se cumplan condiciones como mayor eficiencia en la ejecución del gasto, así como control preventivo y apoyo social ante la amenaza de corrupción.

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