marzo 28, 2024

Protestas en Colombia: un mundo paralelo con una apuesta arriesgada | Opinión

Protestas en Colombia: un mundo paralelo con una apuesta arriesgada |  Opinión
Los manifestantes se reúnen frente al hotel donde delegados de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos evalúan las denuncias de abusos durante las protestas contra el gobierno de Iván Duque.JUAN BARRETO / AFP

El establishment colombiano se ha agrupado durante años en partidos «catch-all», donde hay una increíble amalgama de posiciones ideológicas y puntos de vista de la sociedad. Finalmente, todos terminaron siendo de la coalición gobernante. De hecho, durante años los analistas políticos han afirmado que el partido más grande de Colombia era el partido gobernante. Sin embargo, la situación ha comenzado a cambiar en los últimos ocho años. Han ocurrido dos fenómenos. Por un lado, como en el resto del mundo, un alineamiento ideológico producido por la crisis de las democracias liberales representativas. En segundo lugar, la situación sociopolítica en Colombia estaba provocando un realineamiento político en todo el país.

En 2018, las fuerzas alternativas obtuvieron alrededor de 20 escaños en el Senado de la República, la mayor fuerza de izquierda en la historia del país, y las fuerzas tradicionales obtuvieron el resto. En 2019, en las elecciones locales, las fuerzas alternativas avanzaron aún más. Y todo parece indicar que en 2022 el mapa político será muy diferente a lo que hemos visto en las últimas décadas. Pero para las fuerzas tradicionales, la situación no cambiará y creen que, al final, todo seguirá igual. Además, con la actual crisis económica aspiran a mantener su flujo electoral a cambio de favores clientelistas, como la entrega de contratos a cambio de votos.

El Partido Conservador, el Partido U, el Partido Cambio Radical creen que al final no les va a pasar nada, pero tienen miedo, por eso han reforzado sus posiciones burocráticas y hay mucho en juego. El presidente Iván Duque hace dos semanas, ante una inminente moción de censura a su ministro de Defensa por los delicados actos de violencia policial, entregó varios ministerios a las partes y, literalmente, el país está muerto. El resultado fue contundente, el ministro se quedó con muchos votos.

Ahora en el Congreso de la República se está elaborando una reforma de la justicia y otra del código disciplinario, dos aberraciones institucionales reales. El primero también incluye artículos que tienen su propio nombre. Para muchos analistas, lo que está en juego en estos partidos es muy arriesgado, ya que podrían desaparecer en las elecciones nacionales del próximo año.

Por el momento, los cálculos son desastrosos para ellos. El Centro Democrático, que es el partido gobernante actual, tiene 19 senadores y las proyecciones apuntan a que, en el mejor de los casos, quedarán 12 senadores. El partido U también podría desaparecer o quedarse con solo cuatro senadores. El Partido Cambio Radical se quedaría en 8 o 9 escaños, perdiendo casi la mitad. Los conservadores perderían uno o dos. Estos últimos son los que más se han beneficiado de la entrega de la burocracia por parte de la administración Duque, por lo que no se espera que su desastre sea mayor.

Hay quienes piensan que la forma grotesca en que han aceptado estas ventajas se debe a que perciben que tienen que salvarse el pellejo y están totalmente comprometidos con la agenda del Ejecutivo para obtener ayuda para mantener su flujo electoral. Otros creen que la ola de protestas en el país no tendrá ningún efecto en las elecciones. Pero tanto las encuestas como otro grupo de analistas creen que el golpe a estas fuerzas tradicionales será devastador. De hecho, algunos analistas bromean con que el PRI los sucederá en 2018 en México, donde el banco encaja en un selfie.

En lo que coinciden ambos es que el congreso, hoy, es una de las instituciones más desacreditadas del país, muchos colombianos culpan a estas fuerzas de todo el caos y situación económica en la que se encuentra Colombia. Todos estos sectores tradicionales se han esforzado por culpar a toda una supuesta conspiración de la izquierda internacional, la izquierda colombiana, entre otros. Pero la izquierda nunca ha gobernado el país, por lo que esta teoría parece ridícula. En nueve meses sabremos si todo es igual o si hay cambios.

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